Era habitual descubrir, nada más entrar por la puerta de su casa, que delicioso manjar nos tenía preparado nuestra abuela ese día para comer. Porque esa “cocina de abuela”, a la que, en la actualidad, ni los más sofisticados avances realizados en restauración llegan a compararse en sabor. Porque una abuela partía con la ventaja de la excelente materia prima con la que contaba en aquellas épocas, lo que unido al gran amor que ponían en cada una de sus elaboraciones, tenían como resultado verdaderas obras de arte culinarias.
Y es que la materia prima con la que contamos en España no tiene comparación en ninguna parte del mundo: frutas, verduras, hueves, leche, carne, pescado, legumbres, cereales, aceite de oliva, hierbas aromáticas, pimentón…. Facilitan enormemente la labor de los actuales grandes cocineros con los que cuenta nuestro país, que han sabido transformar, unos más radicalmente que otros, esa cocina de abuela en creaciones propias de un mundo de fantasía.
Las cocinas de los grandes restaurantes españoles cuentan con la última generación de hornos, microondas, frigoríficos, vitrocerámicas o congeladores, a lo que aúnan una técnica depurada con largos periodos de pruebas e investigación para conseguir que España sea el tercer país del mundo con más restaurantes con tres Estrellas Michelín, empatados con Italia y solo superados por Japón y por Francia.
En España el cocinero más laureado es Martín Berasategui con 12 estrellas Michelín, seguido Jordi Cruz con 6 y por Quique Dacosta, Eneko Atxa y Paco Pérez con 5.
A todos ellos, y esos cocineros y cocineras, profesionales o amateurs, que cada día se acercan a una cocina para disfrutar creando extraordinarios manjares, gracias por haber sabido llevar la cocina tradicional hasta esta exquisita modernidad.